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Relájese en un ambiente exótico en un Baño Turco

Para disfrutar de un descanso tanto físico como espiritual la mejor opción es acudir a un Hamam. La tradición del baño turco tiene una larga historia, cuyo origen se remonta a las termas romanas. Con los Otomanos este tipo de construcción tuvo un gran desarrollo, debido a la importancia concedida a la higiene en el mundo musulmán. Del mismo modo se convirtió en un lugar de encuentro social, donde las damas de palacio acudían acompañadas de sus sirvientas o las madres buscaban esposa para sus hijos.

A la entrada le darán el “pestemal”, una toalla a cuadros y se sumergirá en los distintos ambientes ( baño caliente, frío, de vapor..) pudiendo disfrutar de un masaje tradicional con guante de crin. Al finalizar suele haber una sala en la que podrá descansar tomando un delicioso té turco.

Entre los más conocidos se encuentra el Hamam de Cemberlitas, un edificio histórico construido en 1584 por el gran arquitecto Sinán. Destaca su cúpula con luminarias en forma estrellada.

Uno de los mejores es el Hamam de Cagaloglu, de mediados del S. XVIII, considerado el último ejemplo de este tipo de edificio realizado en Estambul. En el libro “1000 lugares que ver antes de morir” aparece recomendado. Ambos se encuentran en la península histórica de Sultanahmet, muy próximos a los principales lugares de interés turístico.

Habitualmente los hombres y las mujeres entran por separado o se alternan entrando en horas distintas. Si busca un baño mixto, el Hamam de Suleymaniye, con más de 450 años de historia y cerca de la mezquita del mismo nombre, es el único baño turco tradicional que ofrece servicio mixto en Estambul.